13° Domingo del Tiempo Ordinario

06-28-2020Weekly ReflectionRadio Vaticano, Septiembre 26, 2014

Por experiencia sabemos que dar un regalo siempre implica alguien que lo recibe. Dar y recibir está relacionado, están a la par, al dar se extienden los brazos y al recibir el regalo es lo mismo, implica una acción de movimiento. Cuando Jesús es el centro de nuestra vida, el dar y recibir no se queda ahí, tiene por compromiso principalmente la acción. Al recibir, por ejemplo, la gracia de Dios no es para uno mismo, hay que darla a los que nos rodean. En este Evangelio existe una regla a seguir para comprender el juego de palabras. Hay palabras claves en el mensaje para obtener la respuesta que nos ayude a perseverar en la vida cristiana.

Amar, cargar, vivir, recibir, recompensa, dar, discípulo, agua fresca, por mencionar algunas. Sin embargo, ¿Qué es lo que te pide Jesús que hagas? ¿Al cumplirlo cuál es la promesa de Jesús? Cargar con su cruz y seguirlo para ser dignos de él. Recibir a Jesús como centro de nuestra vida implica de inmediato recibir a los que nos rodean. Es decir, en otras palabras, conversión radical, dar agua de vida que lleve a vivir mejor. El Papa Francisco nos da una pauta para reflexionar mejor en las lecturas de este domingo. "Es tanto el amor de Dios, es tan feo el pecado, que Él nos salva así, con esta identidad en la Cruz. No se puede entender a Jesucristo Redentor sin la Cruz. ¡No se puede entender! Podemos llegar a pensar que es un gran profeta, hace cosas buenas, es un santo, pero el Cristo Redentor sin la cruz no se puede entender".

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