20º Domingo del Tiempo Ordinario

08-14-2022Weekly Reflection© LPi

El fuego de Dios divide y manda sus chispas en diferentes direcciones. Conflictos y diferentes opiniones surgen entre sus fieles cuando es rechazado ese fuego. De ahí, precisamente, emergen los santos mártires que mueren dando su vida por el Evangelio. Hombres y mujeres, encendidos por el amor, dan su testimonio de vida siendo testigos fieles en momentos de dificultad. ¿Has vivido algún momento de esos en tu vida cotidiana? ¿Has defendido los valores del Evangelio? ¿De hecho, cómo te fue?

Jesús no admite personas a medias tintas, o estas a favor del Reino de amor, paz, y justicia o estás contra él. La compasión y la caridad de Dios se oponen al egoísmo que muchas veces se alberga en el corazón humano. La primera lectura nos describe la sordera del pueblo contra el profeta Jeremías: “Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo…

En el pozo no había agua, sino puro fango. Y Jeremías se hundió en el fango” (Jeremías 38,6). Para defender la justicia y armarnos de valor, el Papa Francisco en su catequesis nos enseña lo siguiente: “El fuego del amor, encendido por Cristo en el mundo por medio del Espíritu Santo, es un fuego sin límites, es un fuego universal. Esto se vio desde los primeros tiempos del cristianismo: el testimonio del Evangelio se propagó como un incendio benéfico superando toda división entre individuos, categorías sociales, pueblos y naciones”. Ese fuego está en nosotros desde el Bautismo.

BACK TO LIST