19º Domingo del Tiempo Ordinario

08-07-2022Weekly Reflection© LPi

La Palabra de Dios sigue dándonos las pistas seguras para saber repartir los bienes que tenemos, y nos invita a poner nuestro corazón en diferente dirección. La clave es estar preparados para no ser sorprendidos sin haber completado la labor encomendada por Dios. “Tengan puesta la ropa de trabajo y sus lámparas encendidas. Sean como personas que esperan que su patrón regrese de la boda para abrirle apenas llegue y golpee a la puerta” (Lucas 12,35-36).

El Evangelio nos habla de cómo ser unos administradores que cuidan los bienes de su Señor. No podemos ser sordos del cuidado de unos para con otros, del compromiso de velar por nuestra casa común: “el mundo”. Todos tenemos algo o alguien bajo nuestro cuidado, la familia, el jardín, la calle, la escuela, etcétera. Por ejemplo, ¿cómo te cuidaste y cuidaste de otros durante la pandemia? ¿Qué aprendiste de todo esto que vivimos a nivel mundial? El Señor nos pide estar siempre en vela, cuidadosos para estar bien despiertos, cuando llegue a pedir cuentas. Y ese día llegará: “Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá” (Lucas 12,48). ¡Ánimo, todo se puede con fe! No es cuestión de susto. Es cosa de entrega y solidez con cimientos fundados en nuestra experiencia y deseo de Dios. “Este es un aspecto fundamental de la vida. Existe un deseo que todos nosotros, sea explicito u oculto, tenemos en el corazón. Todos nosotros tenemos este deseo en el corazón. El corazón que desea”. Papa Francisco.

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