La Santísima Trinidad

06-12-2022Weekly Reflection© LPi

"En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Al santiguarnos, pues, no lo hagamos tan aprisa y balbuceando la oración que nos encomienda a la Trinidad y nos ayuda a comprometernos como bautizados al servicio del Reino de Dios. La Trinidad es un misterio de amor y de entrega, y cada año, la Liturgia nos propone reflexionar en las tres personas que la componen: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Es el misterio más grande del cristianismo. Donde Dios se revela como comunidad de vida y de amor que existe en la Trinidad. Un solo Dios verdadero, en tres personas distintas.

“El Señor ordenó bautizar en el nombre del Pa- dre y del Hijo y del Espíritu Santo. El catecú- meno es bautizado profesando por ello la fe en el Creador, en el Unigénito y el Don. Solo uno es el Creador de todo, ya que uno solo es Dios Padre, de quien procede todo; uno es también el Unigénito, nuestro Señor Jesucristo, por medio del cual todas las cosas fueron creadas; y uno solo es el Espíritu, que a todos nos ha sido dado” (San Hilario de Poitiers (315-367) Sobre la Trinidad). “La Santísima Trinidad es la luz del tiempo pas- cual y de Pentecostés, renueva cada año en nosotros la alegría y el estupor de la fe: reconocemos que Dios no es una cosa vaga, nuestro Dios no es un Dios ‘spray’, es concreto, no es abstracto, sino que tiene un nombre: ‘Dios es amor’. No es un amor sentimental, emotivo, sino el amor del Padre que está en el origen de cada vida, el amor del Hijo que muere en la cruz y resucita, el amor del Espíritu que renueva al hombre y al mundo” (Papa Francisco). ¡Amén!

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