Ven Pan de Vida

08-08-2021Weekly Reflection© LPi

El ser humano por naturaleza es terco y obstinado, de corazón duro y le resulta muy difícil creer en las realidades que vive. Por ejemplo: ya ha pasado más de un año de estar viviendo esta pandemia y aún existen personas que no creen en ella. Han perdido la vida miles de personas alrededor del mundo y muchos siguen obstinados en su propio círculo. “¡Mientras a mí no me toque, que importan los demás!”. La experiencia que hemos estado viviendo nos invita al cambio; es tiempo de darnos cuenta que somos frágiles y que la ciencia y la medicina, sin el poder Dios, no quedan en nada.

Hoy, en el Evangelio, Jesús insiste en dar a conocer a los de su tiempo, y a nosotros, que él es el Pan bajado del cielo para dar vida. Pero la gente seguía en su misma terquedad. No lo escucharon, mucho menos abrieron los ojos para ver. “Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? Él no es sino Jesús, el hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?” (Juan 6:42). Que terrible con-fusión, para ellos era imposible darse cuenta de lo que Jesús seguía anunciando: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo” (Juan 6:51). Bien, y ahora, ¿qué sigue? Yo creo que debemos reflexionar en la siguiente pregunta: ¿Por qué mucha gente que asiste a Misa no comulga? Quizá porque no cree que Cristo es el verdadero pan del cielo. Recordemos que la Eucaristía es el alimento espiritual para la jornada. ¡Acerquémonos a este Pan!

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