El Cuerpo y la Sangre de Cristo

06-06-2021Weekly Reflection© LPi

Hablar del Cuerpo y la Sangre de Cristo es hablar de la Eucaristía. Al recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo nos unimos al mismo Cristo y a su vida de entrega generosa. La Eucaristía nos une en la unidad de la Iglesia porque, todos recibimos el mismo pan. Dice el Concilio Vaticano II: “La unidad de los fieles que constituyen un solo cuerpo en Cristo, está representada y se realiza por el sacramento del pan eucarístico” (Lumen Gentium 3). Y el Santo Papa San Juan Pablo II dijo: “Una espiritualidad verdaderamente eucarística es siempre una espiritualidad de la comunión” (Novo Milenio Ineunte 43). Toda la comunidad de creyentes reunida en la Asamblea Litúrgica comulga el mismo Pan.

“Durante la comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo. “Tomen, esto es mi cuerpo. Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó; y todos bebieron de ella” (Marcos 14:22-23). Al recibir la Santa Comunión, estamos llamados a convertirnos en pan para los demás. Somos otro Cristo para el que sufre. Por esa razón, la Eucaristía forma a la Iglesia y la hace santa. Cada vez que recibimos la Santa Eucaristía, debemos de abrirnos a servir a los hermanos y hermanas, especialmente los que sufren y los necesitados. Después de comulgar, no podemos seguir siendo iguales. El Beato Carlo Acutis, llamado el ciber apóstol de la Eucaristía, decía convencido: “La Eucaristía es mi autopista hacia el cielo”. Vivir en Jesús, para Jesús. ¡Es decir, ser Eucaristía.

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