“Hoy empezamos la Semana Santa o Semana Mayor. Las lecturas de la liturgia de hoy nos presentan la entrada solemne de Jesús a Jerusalén y el relato de su Pasión. Las lecturas invitan realmente a entrar con Jesús a la ciudad y hacer de estos importantes días verdaderamente santos. Su entrada triunfal es de júbilo y paz, no de guerra y violencia. Montado en un burrito, no sobre un caballo de ejército. “Los discípulos se fueron e hicieron como Jesús les había mandado. Le trajeron la burra con su cría, le colocaron sus mantos sobre el lomo y él se sentó encima” (Mateo 21,6-7). La gente gritaba y se apretujaba por seguirlo. “¡Hosana al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosana en lo más alto de los cielos!” (Mateo 21,9).
¿Quiénes de todos los que ahora lo alaban, gritarán en su contra el Viernes Santo? ¿Cuántos en la actualidad se avergüenzan de seguir y pertenecer a Jesús? La fe es para manifestarse en público y en privado. Se está con Jesús en momentos de júbilo y en momentos de su Pasión. Así es el ejemplo de este Domingo de Ramos, al principio de la Eucaristía se proclama el Evangelio de la entrada triunfante de Jesús a la ciudad y enseguida se proclama la Pasión del Señor. Triunfo y sufrimiento, júbilo y dolor, así es la existencia humana. Nuestra tarea en esta Semana Santa, es reflexionar en cuantas personas crucificadas están a nuestro alrededor. Y a la vez llevar a ellas la esperanza de la Pascua que ya viene.
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