Hoy celebramos a Jesucristo resucitado, pastor y guía de nuestras vidas. Él dio la vida por nosotros, nos abre la puerta para entrar a formar parte de su rebaño. Necesitamos buenos pastores que nos hablen de su amor, que nos guíen y nos lleven al Señor. Cabe la siguiente pregunta para reflexionar: ¿A quién seguimos, hacia donde caminamos? ¿Qué voces escuchamos a diario? ¿Es Jesús el Pastor que escuchamos y seguimos? El salmo 22 ayuda mucho a comprender quien es Jesús como Pastor Supremo de la Iglesia. Hoy lo cantaremos en la liturgia, y sus palabras nos guían a meditar y no olvidar lo que esto significa en nuestra vida.
“Aunque camine por valles oscuros nada temeré. Tu bondad y misericordia siempre me acompañan”. Ejemplo de eso ha sido lo vivido en la pandemia en años pasados, la economía y la falta de trabajo y vivienda, todo lo que se ha sufrido, soportar los sufrimientos por hacer el bien, es pastorear, dar ejemplo y ayudar a los que más lo necesiten. Señor Jesús, gracias por ser nuestro pastor y guía. Ayuda y da fuerza a nuestro Papa Francisco, obispos y sacerdotes, quienes nos ayudan a ver el camino para llegar a ti. Asimismo, fortalece a los padres y madres de familia para que sean auténticos y vivos ejemplos de tu amor. Queremos ser tus pequeñas puertas, donde todo el que entre encuentre tu presencia viva y eficaz. Que no seamos ladrones ni destructores de tu Reino.
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