30º Domingo del Tiempo Ordinario

10-23-2022Weekly Reflection© LPi

Recuerdo, como si fuera hoy, el principio de la pandemia, y como el Papa, obispos, párrocos y catequistas nos invitaban a orar por el fin de la pandemia. Luego, a principio de este año surgió otro urgente pedido de orar sin cesar por el fin de la guerra en Ucrania y por otros países donde la violencia es el pan de cada día. Necesitamos paz, vivir con tranquilidad, como derecho de la persona. Dios da la paz y nadie tiene derecho a quitarla por simple capricho. La paz se obtiene cuando el corazón de la persona está en armonía consigo mismo. Por lo tanto, el reto de este domingo es iniciar nuestra relación con Dios por medio de la oración.

El Evangelio de hoy, nos presenta a dos personas en el templo haciendo oración. Las dos son muy diferentes, pero tienen algo en común: ambos acuden a orar. Cada uno lo hace a su manera, uno frente al altar y el otro atrás. Uno lo hace mejor que el otro. Pero las dos personas hablan con Dios. ¿Cuál es la enseñanza de estas personas para mí? Creo que, acudir a Dios por medio de la oración en cualquier circunstancia de la vida. ¡Que nunca deje pasar un día sin oración! Con el valor del publicano, que ni siquiera se atrevía a mirar al cielo por vergüenza de sus pecados. A Dios no podemos presumirle, ni tampoco ocultar lo que somos, él nos conoce. “Dios mío, ten piedad de mí que soy pecador” (Lucas 18,13).

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