16º Domingo del Tiempo Ordinario

07-17-2022Weekly Reflection© LPi

Nos pasamos nuestra vida, desde que tenemos uso de razón hasta el final de los días, tratando de elegir lo mejor, ser lo mejor, vestir y comer lo mejor. Grandes pensadores, filósofos y consejeros, por mencionar algunos, escriben libros, dan conferencias con la misma meta y siempre con el mismo objetivo: “Que sepamos elegir en la vida lo mejor”. El domingo pasado escuchábamos como el buen samaritano y el posadero hicieron lo mejor para el pobre hombre que fue asaltado en el camino. Hoy, la Liturgia nos presenta otra escena en el Evangelio de Lucas: ¿Cómo saber elegir lo mejor?

Jesús, nos narra el Evangelio… entró a un pueblo donde vivían Marta y María, quienes lo recibieron en su casa. Ambas mujeres, me imagino, conocían a Jesús. Este es un punto interesante, ya que Martha eligió la parte del trabajo, sin fijarse en la importancia del invitado. Iba y venía atendiendo los quehaceres, sin prestar la mayor atención. Hasta que de repente, notó que su hermana estaba muy sin prisa, sentada a los pies de Jesús, escuchándolo. Es por esta razón que Martha se atreve a reclamar a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender? Dile que me ayude. Pero el Señor respondió: Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada” (Lucas 10,40-42). Nadie nos separará del amor de Cristo, y ese amor nos hará perfectos, dice San Pablo.

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