Las Bodas de Caná

01-16-2022Weekly Reflection© LPi

Con la fiesta de la Epifanía y el Bautismo del Señor se cierra el Tiempo de Navidad, que siempre es precedido por el Adviento. Ahora, comenzamos el Tiempo Ordinario. Serán siete domingos de este corto periodo, que termina el día anterior al Miércoles de Ceniza. La segunda etapa de este Tiempo es más larga, da comienzo después del domingo de Pentecostés y termina hasta el sábado antes del primer domingo de Adviento. ¿Para qué sirve a los cristianos este Tiempo Ordinario? ¿Qué nos pide la Liturgia de este tiempo? Pues, es muy sencillo, nos pide meditar en el misterio de Cristo. En su invitación de participar en su Reino con alegría y compromiso verdadero. La Iglesia tiene diversidad de carismas, donde podemos entregarnos al servicio de los demás.

Por ejemplo, hoy el Evangelio nos invita a participar junto con María y Jesús en las bodas de Caná. Y es ahí en esa boda, donde Jesús hace su primer milagro a petición de su Madre María. El diálogo de ambos viene a ser a causa de la falta de vino. Por lo tanto, los novios estaban en apuros por esta razón. Este relato es muy profundo, el hecho de que Jesús participa en la boda, tiene como significado la boda de Dios con la humanidad, que más adelante será la Sangre de Jesús derramada para la salvación de la humanidad. “Alegrémonos, regocijémonos démosle honor y gloria, porque han llegado las bodas del Cordero” (Apocalipsis 19,7). También, el profeta en la primera lectura lo pone claro: “No te llamaran más ‘Abandonada’, ni a tu tierra ‘Desolada’, sino que te llamaran ‘Mi Preferida’ y a tu tierra ‘Desposada’. Porque Yavé se complacerá en ti y tu tierra tendrá un esposo” (Isaías 62,4)

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