20° Domingo del Tiempo Ordinario

08-12-2020Weekly Reflection

En el pasaje del Evangelio de hoy, Jesús sana a la hija de una mujer cananea. Ésta insiste a Jesús sobre la enfermedad de su hija, hasta que Jesús le concede el milagro de sanarla. Recordemos, que Dios envía a Jesús no sólo al pueblo judío, sino a todos los pueblos. La circunstancia del momento no es sólo cuestión de la fe tan grande de la mujer cananea, sino su situación de no ser del pueblo escogido. “Ese era el dilema”. Pues, al parecer aquella mujer no tenía derecho a la salvación. Pero, ella reconoce en Jesús al Mesías y no duda en insistir. Reflexionemos en el diálogo de la mujer y Jesús.

“La mujer se acercó a Jesús y, de rodillas, le decía: ¡Señor ayúdame! Jesús le dijo: “No se debe echar a los perros el pan de los hijos”. La mujer le contestó: Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Entonces Jesús le dijo: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. Y en aquel momento quedó sana su hija. (Mateo 15:25-28). ¿Crees tú que el anuncio del Evangelio es solamente para las personas que asisten a la iglesia cada domingo? Jesús, quiere romper las barreras de los que se sienten particulares y únicos. La salvación es de todos y para todos, es la clave del mensaje. Es un momento importante para los paganos de hoy el acercarse y dialogar sus dudas y encontrar el camino. El Papa Francisco, nos invita a ser Iglesia en salida, Iglesia peregrina que motiva a la santidad y misión. Debemos de aprender mucho de esta mujer que no tenía prejuicios y sabía bien ante quien se encontraba.

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