7th Sunday of Ordinary Time

02-23-2020Weekly Reflection©2020 Liturgical Publications, Inc.

The Gospels continue to challenge us to the core. This is especially true in the way our social relationships have developed. Feeling safe and secure in the world are not things that come easily these days. Actually, we may find ourselves feeling more reservation, caution, reluctance, and fear than ever before. In a moment’s notice, life can drastically change. When someone has been intentionally and violently hurt, especially someone we love, we can all too easily find ourselves very attracted to the Old Testament philosophy of “an eye for an eye and a tooth for a tooth.”

Intellectually, we know this is not what Jesus wants us to do. But on some level it just seems to make practical or even political sense. After all, why should we allow someone to get away with a heinously violent act? Yet, Jesus cannot be any clearer than he is with this! Offer no resistance to one who is evil. Turn the other cheek as well. When pressed into service, go two miles. Do not turn your back on one who wants to borrow. Love your enemies. Now, take a moment to reflect on all of this. Consider a horrible act of violence committed against someone you love. Listen. Think. Be honest. Can you do as Jesus directs?

7º Domingo del Tiempo Ordinario

Existe una relación profunda entre la Primera Lectura y el Evangelio de la Liturgia de hoy. Moisés, mandado por el Señor, habla a la asamblea de la siguiente manera: “Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.” (Levítico 19:2). Se daba la ley de la santidad donde toda la asamblea era invitada. Dios, por medio de Moisés, ordenaba al pueblo de Israel a ser santo como Él. Jesús daba a sus discípulos la misma dirección, no solo de santidad sino de perfección. ¡Santos y perfectos! Cada día es una oportunidad para ser mejor que el día anterior; es una oportunidad perfecta para escalar la santidad. Jesús, en el Evangelio, habla hasta de si alguien “te golpea la mejilla derecha, ofrécele también la otra.” (Mateo 5:39). ¿Qué significa esto? ¿Cómo vivirlo en la sociedad violenta en que vivimos?

Significa que todos debemos de poner un granito de arena yendo más allá de las necesidades de la otra persona; no se acepta el conformismo. La perfección es precisamente estirar el servicio al otro hasta que duela. Es decir, haciendo actos buenos sin dramatismo. Visitar un enfermo, saludar al vecino, escuchándose en familia sin gritos ni peleas que lastiman y amargan el día. La santidad se construye con actos pequeños; los santos así se forjaron. Santa Teresa de Calcuta decía que: “Haz cosas ordinarias con un amor extraordinario. El amor comienza en casa, y no es cuánto hacemos, sino por la cantidad de amor que ponemos en la acción que hacemos.” (Solía decir estas palabras, según un sacerdote amigo de ella).

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