Ser Profeta en tu Tierra

07-04-2021Weekly Reflection© LPi

¿No es éste el carpintero? Le ha pasado por casualidad que a usted le diga la gente y especialmente familiares amigos esta misma frase. Por ejemplo, se escucha, es la hija de la del salón de belleza, es el hijo del taquero de la esquina. Y así sucesivamente, parece que es muy difícil reconocer a la persona por su nombre y por sus virtudes. ¡Si le paso a Jesús en su tiempo nos sucede también en el nuestro! “Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su tierra, entre sus parientes y en su propia familia” (Marcos 6:4).

Y seguimos de incrédulos en lo que a Dios se refiere, hay gente que todavía vive como si Dios no existiera. Lo vivimos en esta terrible pandemia, donde tanto dolor ha habido, muchas personas han muerto, y aun así no creemos. Para ver a Dios entre nosotros, definitivamente necesitamos de creer y vivir la gracia de tener a Jesucristo como centro de nuestra vida.

El Papa Francisco lo explica mejor con la siguiente pregunta: “¿Por qué los compatriotas de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad? Hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros. Y en vez de abrirse a la realidad, se escandalizan: ¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple! Es el escándalo de la encarnación” (7/8/2018). Para ser sinceros, casi nunca reconocemos a Cristo en las personas que nos rodean o a las que tratamos de cerca. Y es ahí, donde Dios está manifiesto. ¿Cree usted esto?

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