5º Domingo del Tiempo Ordinario

02-07-2021Weekly Reflection© LPi

Quizá ha tenido la experiencia de ser ministro de Eucaristía y llevar la comunión a los enfermos en su casa. Ha visto el dolor de cerca y su deseo es darles la mano y que se levanten de su lecho. Sí, ahora nos duele el no poder llevar la comunión por razón de la pandemia, aún existen muchas restricciones. Sin embargo, el Evangelio narra cómo Jesús visita a la suegra de Pedro que estaba enferma. Jesús le da la mano, la cura y ella se levanta y se dice que de inmediato se puso a servir. Claramente, se ve que enfermos no podemos hacer ministerio. Sanar, para servir.

Jesús se presenta públicamente como alguien que lucha contra la enfermedad y que vino para sanar al hombre de todo mal: el mal del espíritu y el mal del cuerpo. Es de verdad conmovedora la escena evangélica a la que acaba de hacer referencia el Evangelio de san Marcos. Dice así: Si pienso en las grandes ciudades contemporáneas, me pregunto dónde están las puertas ante las cuales llevar a los enfermos para que sean curados. Jesús nunca se negó a curarlos. Nunca siguió de largo, nunca giró la cara hacia otro lado. Y cuando un padre o una madre, o incluso sencillamente personas amigas le llevaban un enfermo para que lo tocase y lo curase, no se entretenía con otras cosas; la curación estaba antes que la ley, incluso una tan sagrada como el descanso del sábado”. (Extracto tomado de la Catequesis del Papa Francisco 10 de Junio de 2015). ¡Así era Jesús! ¿Tú cómo eres?

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