El Espíritu de Dios viene de la mano de la paz de Cristo y debemos recibirlo con el Corazón abierto. Antes de irse, Jesús les promete a sus discípulos que enviará al Espíritu Santo: "Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará, en todos los caminos de la verdad". (Juan 16:13). Las personas tienen la experiencia que el Espíritu siempre deja huella, cambia la vida, y produce efectos. Así es que, algunos dicen: "abrí mi corazón al Espíritu Santo y cambio mi vida, ahora soy diferente. Menos egoísta, más justo con mí esposa y mis hijos". Hoy es el día que Dios regala su Espíritu al mundo, y a cada uno en particular.
Lo vemos en los primeros testigos de la Iglesia primitiva; del miedo cambiaron al valor, de la incertidumbre su corazón se lleno de la paz de Cristo. El Papa Francisco nos dice lo siguiente: "El Espíritu cambia los corazones, cambia los acontecimientos, actúa como fuerte reconstituyente y orienta hacia Dios y hacia el mundo". Y agrego, "...es el "Espíritu" el que "libera los corazones cerrados por el miedo y vence las resistencias" continuó Francisco, de modo que - a quien se conforma con medias tintas - "le ofrece ímpetus de entrega ". También "ensancha los corazones estrechos", "anima a servir a quien se apoltrona en la comodidad", "hace caminar al que se cree que ya ha llegado" y "hace soñar al que cae en tibieza".
¿Qué podemos cambiar de nuestra vida al recibir el Espíritu Santo? ¿Qué te ha impresionado del mensaje del Papa Francisco? ¡Ven, Espíritu Santo!